Acciones y Reacciones Cotidianas

#laColumna que trata sobre la importancia de decidir lo que queremos y debemos hacer, no olvidando que cuando hay decisiones, hay causas y consecuencias.

Recuerdo que un invierno mi padre necesitaba leña, así que buscó un árbol muerto y lo cortó. Pero luego, en la primavera, vio desolado que al tronco marchito de ese árbol le salieron brotes nuevos. Mi padre dijo: "Estaba yo seguro de que ese árbol estaba muerto. Había perdido todas las hojas en el invierno. Hacía tanto frío, que las ramas se quebraban y caían como si no le quedara al viejo tronco ni una pizca de vida. Pero ahora advierto que aún alentaba la vida en aquel tronco". Y volviéndose hacia mí, me aconsejó: "Nunca olvides esta importante lección. Jamás cortes un árbol en invierno."

Fuente: https://webcatolicodejavier.org/decisiones.html


Acción y Reacción. La Tercera ley de Newton establece lo siguiente: "Siempre que un objeto ejerce una fuerza sobre un segundo objeto, el segundo objeto ejerce una fuerza de igual magnitud y dirección opuesta sobre el primero. En cualquier interacción hay un par de fuerzas de acción y reacción, cuya magnitud es igual y sus direcciones son opuestas. Las fuerzas se dan en pares, lo que significa que el par de fuerzas de acción y reacción forman una interacción entre dos objetos". Una síntesis que se establece acerca de esta enunciación es que "a cada acción siempre se opone una reacción igual".

Equivalencias. Más allá de que esta ley se estableció en el campo de la Física (me consta que lo aprendí en segundo año del secundario), si analizamos nuestra cotidianidad no hay "excepción que rompa la regla", con factores que tienen nombres distintos y con un elemento que se tiene que agregar al contexto de análisis. Estos se conocen como "decisiones" y "consecuencias", y hay que sumar a esto a las "causas". Las decisiones equivalen a las acciones, las consecuencias toman el rol de las reacciones, y en el medio hay causas que determinan el porqué hacemos lo que decidimos. Esto es el "abc" de nuestra vida. Lo que no es tan sencillo es determinar qué tipos de decisiones existen, de qué manera afectan tanto a uno como a los demás, y el tiempo en que se manifiestan las consecuencias sobre lo que hemos optado.

Todo es un decidir. Desde el "trabajar todo el tiempo" hasta el "hacer nada" implica optar por elegir algo, o sea, un camino. Evidentemente, cuando se trata de una elección tenemos que elegir entre, como mínimo, dos cosas (si bien la mayoría de las veces hay 3 elementos como mínimo, algunas veces es "blanco" o "negro"). En el conjunto de decisiones que tomamos, que son muchísimas e incontables, existen las que tomamos a través de las emociones y las que provienen de un análisis exhaustivo de las cuestiones. Luego, asumen un rol importante la experiencia, tanto buena como mala, de lo vivido, y además intervienen los sentimientos y el estado emocional. Y acá quiero frenar. Pese a que en todo momento tomamos decisiones, no es lo mismo tomarlas en el mejor momento de nuestra vida que en el peor. Y hay dos "mitos" que tenemos que derrumbar tanto individual como socialmente: uno de ellos es que "cualquier momento sirve para elegir algo" y de que "no existe el mal menor ni el bien mayor".

Etapas. La breve historia con que se inició esta columna tiene una importante lección que consiste en no actuar cuando la racha no es buena. Efectivamente, esto tiene que ser así. Hay que recordar que así como "toda acción tiene una reacción", también "toda decisión tiene consecuencias". Y el estado de ánimo, los momentos que transitamos y los contextos en donde ocurren las cosas juegan un papel determinante a la hora de decidir qué hacer. Porque una cosa es "quedarse llorando por los rincones", y otra muy distinta es pedir ayuda a otro, hablar con alguien para desahogarse, dejar lo que pasa en manos de Dios...en fin, decidir algo pero con otro enfoque. Apelando a la sinceridad, si "llorar eternamente" soluciona los problemas, encontramos la "fórmula del éxito" y la solución a los problemas. Nada de eso. El reconocimiento justo debe adquirir, formulando que esta acción es necesaria, pero no se puede prolongar de forma continua y permanente porque la vida avanza y sigue. Y como todo proceso, hay que elegir entre buenas, malas, y sus distintos enfoques, que pueden ser menos malos o más buenos. No siempre es entre el "uno" y el "cero". Pero es cierto que en otras chances hay que jugarse por algo. No hacerlo es elegir el camino opuesto. En el medio, quedan las otras "tintas".

Resultados Insospechados. Por eso, querido lector, planteo lo siguiente: en todo momento elegimos algo y tenemos que recordar que cuando hacemos eso, renunciamos o sacrificamos otras cosas debido a que no podemos abarcar todo. Y por supuesto que ante esa elección nos tenemos que hacer cargo, porque a cada paso que damos optamos, debiendo recordar que en ocasiones afectamos a los demás (ni hablar de cuánto lo que sucede nos afecta). Entonces, no podemos ejercer el libre albedrío porque somos seres relacionales. Esto entra en todos los ámbitos, tanto en los pequeños como cuando hay que "jugar fuerte". Por eso mismo, no podemos dejar de lado el contexto, las causas y las consecuencias. De lo contrario, como sociedad seguiremos repitiendo los mismos errores que se cometieron en el pasado. Y la pequeña figura que se me ocurre para representarnos es la del espiral, dado que siempre terminamos volviendo hacia atrás sin una construcción posible. Todos tenemos la responsabilidad de cambiar las cosas, principalmente, desde lo que cada uno tiene que decidir y lo que le toca hacer en lo cotidiano. Si no creemos eso y la responsabilidad la delegamos solamente en el poder de turno (que la tiene y no la ejerce bien actualmente, y tampoco fue ejercida bien durante el pasado), no nos quejemos de las consecuencias posteriores...que nadie sabe hasta dónde pueden llegar.

Buen domingo para todos

Gustavo Bustos

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