Bendita Impaciencia

#laColumna, la primera acerca de Nosotros y los Proyectos que marcan nuestra vida

Cuentan que un joven paseaba una vez por una ciudad desconocida, cuando, de pronto, se encontró con un comercio sobre cuya marquesina se leía un extraño rótulo: "La Felicidad".

Al entrar descubrió que, tras los mostradores, quienes despachaban eran ángeles. Y, medio asustado, se acercó a uno de ellos y le preguntó.

- "Por favor, ¿qué venden aquí ustedes?".

- "¿Aquí? -respondió el ángel-. Aquí vendemos absolutamente de todo".

"¡Ah! - dijo asombrado el joven -. Sírvanme entonces el fin de todas las guerras del mundo; muchas toneladas de amor entre los hombres; un gran bidón de comprensión entre las familias; más tiempo de los padres para jugar con sus hijos...".

Y así prosiguió hasta que el ángel, muy respetuoso, le cortó la palabra y le dijo: "Perdone usted, señor. Creo que no me he explicado bien. Aquí no vendemos frutos, sino semillas".

Fuente: https://webcatolicodejavier.org/solosemillas.html


Información. En el torneo largo del fútbol argentino 2016 - 2017, cuando apenas se jugaron 14 fechas, 19 técnicos fueron echados o renunciaron a su cargo. Ellos son: Claudio Úbeda, Eduardo Domínguez, Christian Bassedas, Fernando Quiroz, Leonardo Madelón, Gabriel Schurrer, Sergio Rondina, Carlos Mayor, Ariel Holan, Juan Manuel Azconzábal, Esteban González, Pablo Lavallén, Ricardo Caruso Lombardi, Christian Díaz, Eduardo Coudet, Sebastián Méndez, Gabriel Milito, Ricardo Zielinski y Lucas Bernardi; otro dato para tener en cuenta: de todos los técnicos que pasaron durante el 2016, solo 6 sobrevivieron a su cargo, es decir, que se mantuvieron en su cargo por un año. Ellos son: Marcelo Gallardo, Nelson Vivas, Jorge Almirón, Rubén Forestello, Frank Kudelka y Alfredo Grelak.

Fuentes: 

https://lider1043.com.ar/web/2016/12/20/el-milagro-de-los-seis-entrenadores-que-sobrevivieron-a-un-2016-descontrolado/

https://www.lt10.com.ar/noticia/176499--el-futbol-argentino-una-picadora-de-tecnicos-solo-seis-sobrevivieron&seccion=futbol

https://www.infobae.com/deportes-2/2016/12/20/el-futbol-argentino-una-picadora-de-tecnicos-solo-seis-sobrevivieron/

https://www.clarin.com/deportes/futbol/milagro-entrenadores-sobrevivieron-descontrolado_0_HJ7iICHEg.html


Vayamos al grano. Más allá de que cada club tiene su propia realidad, del análisis futbolístico que se pueda hacer, y de que el fútbol argentino está podrido mire donde se lo mire, este dato es una realidad. Casi 2 de cada 3 equipos cambian de proyecto como de calzoncillo. Y solo 6 personas se mantienen firmes con el proyecto asignado. La palabra que nos va a servir para identificar este fenómeno la conocemos, y encima va en yuxtaposición con todo proyecto. Ella se llama "impaciencia". Ella se manifiesta cuando las cosas no nos salen tal cual nosotros queremos (o sea, el resultado no es el que anhelamos), cuando buscamos la "fórmula mágica" que nos solucione los problemas, cuando lo que hacemos va bien pero tenemos miedo de que se acabe la "buena racha", cuando no nos conformamos con nuestra vida...en fin, se manifiesta de muchas formas. Con el nuevo año que empieza y sobre todo en el mes de enero, muchos planifican en días lo que piensan hacer en los siguientes meses, con los "voy a hacer esto, tal otro, aquello..." y suele ocurrir, también bastante, que ante la primera estocada, el primer gol que se encaja, empieza la operación llamada "cambio de planes", que incluye una "revolución en búsqueda de la felicidad" para remontar lo sufrido inicialmente...hasta que se choca de nuevo contra la pared. Y el círculo vuelve a iniciar. Y así llegamos, agobiados a un nuevo fin de año. ¿Por qué pasa esto? Primero porque vivimos en esta vorágine cultural en la que creemos que para solucionar un problema de años se resuelve en minutos, cuando bien sabemos que "lo que se construye en años se puede destruir en segundos". O sea, pensamos al revés. Segundo porque creemos que la felicidad se puede conseguir en un mercado, en una publicidad, en una propaganda...cuando en realidad es algo que se va cultivando progresivamente. Tercero, porque buscamos quemar etapas porque la ansiedad nos gana, la búsqueda de la comodidad nos acelera y nos lleva a poner 4° o 5° en nuestra cotidianeidad, no mirando lo que tenemos a nuestro alrededor o estrellándonos de frente con la vida.

Por supuesto que en algún momento de nuestra vida hay giros y cambios que son necesarios. No siempre los proyectos que pensamos están bien paridos, sino que a veces están malparidos. Y a veces se necesita un cambio drástico que pueda dar una solución inmediata que lo pensado no la puede dar. Y lo repentino y fugaz puede llegar a dar sus resultados positivos. Insisto con el fútbol, pero esta vez de índole internacional. Zinedine Zidane, hoy técnico del Real Madrid, llegó al equipo un 4 de enero de 2016 para reemplazar un proyecto que no había funcionado con Rafael Benítez. Y ganó la competición más importante de Europa, Champions League, y terminó compitiendo hasta el final en una Liga que estaba para una distancia casi histórica. O sea, un cambio de aires a corto plazo también puede tener su resultado. Inclusive, un proyecto que sea a largo plazo puede estar maldito y no dar lo que se espera de él, tal como pasó desgraciadamente con el Titanic hace un poquito más de 100 años, con novedades sobre lo que pudo haber pasado verdaderamente con el barco que terminó hundido y dejó muchos muertos con pocos sobrevivientes.

Pero, entonces... ¿en qué quedamos? La búsqueda del equilibrio sobre lo que hicimos, hacemos y haremos es imperioso para nuestras vidas. No se trata de buscar el plan perfecto porque no existe. No se trata de vivir en una nube esperando a que caiga del cielo la lotería. No se trata de chocar contra la pared buscando el "gol" de cualquier forma, ni tampoco con algo que esté podrido desde el principio. No se trata de buscar lo épico o ir de frente al muro desde el minuto 0. Se trata de hacer las cosas con paciencia. Se trata de pensar y hacer. Se trata de hacer los cambios necesarios en el momento justo. Se trata de acertar y equivocarse. Se trata de tener buenas y malas etapas. Porque cambiar por cambiar no lleva siempre por el buen camino. Tampoco actuar de la misma forma cuando las cosas no funcionan de forma consecutiva. Un pequeño cambio en el momento justo puede enderezar el rumbo así como un cambio en otro momento puede empeorarlas. Por eso, querido lector, en esta cultura de la "bendita impaciencia", le propongo que la podamos transformar, de a poco, en "bendita paciencia", para que cada uno pueda florecer sus proyectos, sus deseos para cada año, en especial, el 2017 y para que entre todos podamos construir un mañana mejor que nos encuentre a todos empujando para el mismo lado. Si no, el mañana mejor será solamente un deseo que buscaremos construir cambiando repentinamente, chocando con algo que está siempre en nosotros: la realidad.

Buen domingo para todos.

Gustavo Bustos.

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