El Poder de la Palabra

El otro día volví a revisar la temática del libro “Por 13 Razones” del autor Jay Asher. Y éste no decía que trataba sobre bullying, acoso juvenil, suicidio, etc., sino que decía “el poder de la palabra”. Y recordando los hechos y circunstancias del libro me encuentro con que está bien planteado, debido a que lo plantea desde la óptica de la “acción que deriva en diversas consecuencias”. Es decir, algo que genera una sucesión de hechos con finales que pueden ser anunciados o inesperados. Aunque el libro trate los temas mencionados (y la serie en ese sentido es más carnal) el principal consiste en la “primera piedra” que marca el camino de lo que sucede: cómo la palabra dicha o no, bien expresada o tergiversada, dicha de frente o convertida en rumor, y así sucesivamente, puede incidir en la toma de decisiones finales. De esto trata la columna de hoy.

Conceptos. Es raro definir "palabra" porque es algo nato. Muy de vez en cuando nos piden dar una definición de ella. Sin embargo, tiene muchas acepciones. Voy a tomar tres de ellas que se encuentran en la RAE: "Facultad de hablar"; "Dicho, razón, sentencia, parábola"; y por último "Unidad lingüística, dotada generalmente de significado, que se separa de las demás mediante pausas potenciales en la pronunciación y blancos en la escritura".


Hoy en día (y casi siempre lo fue) es un elemento imprescindible para comunicarnos entre nosotros. Es algo que se forma y se construye en nuestra niñez y/o infancia y que perdura hasta el final de nuestra vida terrenal. Por eso es vital e infaltable. Su perspectiva de poder no ha cambiado pese a estar inmersos en el crecimiento exponencial de la tecnología. Siempre sostuvo esa capacidad de ser arma de doble filo, ya que por un lado puede bendecir y por otro lado maldecir. Es de las pocas cosas que no acepta grises. Las palabras siempre generan algo, y pueden ser sentimientos compartidos o disidentes. No pueden generar nada porque en el fondo, muy en el fondo dejan marcadas sensaciones y emociones que pueden explotar en cualquier momento con diversas consecuencias.

Igual, hay algo que me resulta poco menos que curioso: en estos tiempos hubo (y hoy sigue habiendo) una crisis que tuvo la palabra, no por sí misma, sino por diversos personajes y diversas acciones que se encargaron de manipularla, herirla y quitarle valor. La que es capaz de relatar verdades fue puesta en jaque en todo momento: cuando correspondía y cuando no. La que garantiza credibilidad fue desacreditada debido a que incomodaba a los poderosos. El dicho "ver para creer" quitó y quita veracidad al relato verbal de los hechos con una "lógica" un poco perversa: como no te veo, no te creo; como no te vi en lo que sucedió, no puedo asignarte credibilidad. Perverso pero esto se dio en este tiempo. Y hoy en día también ocurre, puesto que no se analiza lo que se dice, sino quién lo dice. O sea, se habla más de quien dice las cosas que acerca de lo que se expuso. Además, vivimos en esta suerte de querer monopolizar la palabra para captar a más personas, algo que no se debe hacer de ninguna manera. El motivo es sencillo: la diversidad ayuda a crecer y permite que nos podamos encontrar, sea en las diferencias y en las similitudes. Y en algún momento habrá que superar esa barrera de querer que todo sea único y uniforme.

La palabra tiene el poder de señalar lo que se hace bien y lo que se hace mal para poder mejorar el sendero; también puede destruir lo bueno a través del chismerío y el recorte. Dicha de frente es capaz de generar acuerdos y conocer la posición del otro; dicha por atrás demoniza. Bien escuchada permite sacar conclusiones y entender la sucesión de hechos; mal escuchada tergiversa y alimenta a los tontos y necios. La palabra expresada a tiempo puede cambiar decisiones; callada deja en igualdad de condiciones el curso de los hechos. Puede acariciar el alma; puede herir las entrañas del espíritu. Aclara y embellece; oscurece y empobrece. Por eso, digo lo siguiente: ¿de verdad no somos capaces de entender el enorme poder que tiene? ¿O nos hacemos los desentendidos? Para cerrar, comparto un texto que dice más que la columna.


Hace más de 2.000 años, un rico mercader griego tenía un esclavo llamado Esopo. Un esclavo no muy bien parecido, feo, mas de sabiduría única en el mundo. Cierta vez, para probar las cualidades de su esclavo, el mercader ordenó:

-Toma, Esopo. Aquí está este saco de monedas. Corre al mercado y compra los mejores ingredientes para un banquete. ¡La mejor comida del mundo!

Poco tiempo después, Esopo volvió del mercado y colocó sobre la mesa un plato cubierto por un fino paño de lino. El mercader levantó el paño y se sorprendió:

-¡Ah!, ¿lengua? Nada como una buena lengua que los pastores griegos saben preparar muy bien. Pero ¿por qué escogiste exactamente a la lengua como la mejor comida del mundo?

El esclavo, con la mirada baja, explicó su preferencia:

-¿Qué hay mejor que la lengua, señor? La lengua nos une a todos, cuando hablamos. Sin la lengua no podríamos entendernos.

La lengua es la llave, el órgano de la verdad y la razón. Gracias a la lengua se construyen ciudades, gracias a la lengua podemos expresar nuestro amor. La lengua es el órgano del cariño, de la ternura, del amor, de la comprensión. Es la lengua que torna eternos los versos de los poetas, las ideas de los grandes escritores. Con la lengua se enseña, se persuade, se instruye, se reza, se explica, se canta, se describe, se elogia, se demuestra, se afirma. Con la lengua decimos "madre" y "querida" y "Dios". Con la lengua decimos "sí", con la lengua decimos "¡yo te amo!" ¿Puede haber algo mejor que la lengua señor?

El mercader se levantó entusiasmado:

- ¡Muy bien, Esopo! Realmente me has traído lo mejor que hay. Toma ahora este otro saco de monedas.

Anda de nuevo al mercado y trae lo que haya de peor, pues quiero ver tu sabiduría.

Después de algún tiempo, el esclavo Esopo volvió del mercado trayendo un plato cubierto por un paño. El mercader lo recibió con una sonrisa:

-Hummm......ya, sé lo que hay de mejor. Veamos ahora lo que hay de peor...

El mercader descubrió el plato y quedó indignado:

¡¿Qué?! ¿Lengua? ¿Lengua otra vez? ¿Lengua? ¿No dijiste que la lengua era lo mejor que había? ¿Quieres ser azotado?

Esopo bajó la mirada y respondió:

-La lengua, señor, es lo peor que hay en el mundo. Es la fuente de todas las intrigas, el inicio de todos los procesos, la madre de todas las discusiones.

Es la lengua la que separa a la humanidad, que divide a los pueblos. Es la lengua la que usan los malos políticos cuando quieren engañar con sus falsas promesas.

Es la lengua la que usan los pícaros cuando quieren estafar. La lengua es el órgano de la mentira, de la discordia, de los malos entendidos, de las guerras, de la explotación.

Es la lengua la que miente, la que esconde, que engaña, que explota, que blasfema, que insulta, que se acobarda, que mendiga, que provoca, que destruye, que calumnia, que vende, que seduce, que corrompe.

Con la lengua decimos "muere" y "canalla" y "demonio". Con la lengua decimos "no". Con la lengua decimos "¡yo te odio!"

Ahí está, señor, por qué la lengua es la mejor y la peor de todas las cosas.

Fuente: https://webcatolicodejavier.org/lengua.html

Buena semana para todos

Gustavo Bustos

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