Generalización, Enfermedad que Contagia
#laColumna que, a partir de distintos recuerdos y hechos, se desarrolla una enfermedad que va creciendo constantemente.
Ocurre que había
que terminar un trabajo muy importante para el día siguiente
TODOS sabía que ALGUIEN lo haría.
CUALQUIERA podría haberlo hecho, pero en
realidad NADIE lo hizo.
ALGUIEN se enojó cuando se enteró de lo
sucedido,
porque le hubiera correspondido hacerlo a TODOS.
El resultado fue que TODOS creía que lo haría
CUALQUIERA y
NADIE se dio cuenta de que ALGUIEN no lo haría.
ALGUIEN reprochó
a TODOS porque en realidad
NADIE hizo lo que hubiera podido hacer
CUALQUIERA.
Fuente: https://blogdecataliza.org/2013/02/13/todos-alguien-cualquiera-y-nadie/
Dos semanas tensas en Argentina, en la que continuaron los paros docentes, marchas, manifestaciones, etc. Los conflictos continúan en puerta hasta vaya uno a saber cuándo se resuelven. Y el viernes que recordamos los 41 años del comienzo de la última dictadura cívico y militar, 24 de marzo de 1976. Brevemente opino que es increíble que causas justas, sinceras y honestas se manchen y queden opacadas por las cuestiones políticas. El 24 de marzo fue copado por el kirchnerismo y la izquierda en su mayoría. Sin embargo, debería ser un día de reflexión como sociedad, no de aprovechamiento para molestar al gobierno de turno. Y las manifestaciones sobre los distintos conflictos muy a pesar quedan infectadas por estas y otras agrupaciones. Da pena porque nos da a entender que todo es lo mismo, que todos reclaman lo mismo y que además genere una politización de las cosas a problemáticas de fondo. Es triste y da una muestra de inmadurez social que, sostengo, que no vamos a cambiarla a menos que se separen las cosas. Vayamos al tema de esta semana.
Algo que retumba. Tuve bastantes charlas (para ser de mi edad y sin caer en el fanatismo político) sobre la cuestión política y social entre el colegio, la parroquia, con diferentes amigos y compañeros, con la familia y otras, etc. Me acuerdo que varias de las frases que escuchaba (y sigo escuchando), digamos el 90% de las veces eran "todos son iguales" y "todo es lo mismo". Y mi respuesta siempre generaba una especie de "contraoferta" que seguía argumentando que nada era diferente. Yo respondía que "hay de todo". Algo que sigo sosteniendo porque lo vivo en mis ambientes pequeños y cuando he tenido que acudir a ambientes un poco más grandes me he encontrado con diferentes realidades. Por eso puedo decir libremente que "no todo es lo mismo". Sin embargo, retumba muchísimo en la conciencia esta expresión de que "todo es lo mismo". La gran pregunta es por qué. Hay muchas posibles respuestas: las que alimentan nuestro ego de querer responder a todo lo que se nos presenta, la desilusión de que las cosas vayan mal y nunca avancen, el facilismo, experiencias que se repiten, impotencia...muchas más posibles. Los más tocados por este tipo de frases son los políticos, los pobres, los sacerdotes, los docentes, los profesores, los periodistas, las personas mayores, los jóvenes, los chicos, las mujeres y los hombres. Entre sí, pareciera que nadie es diferente. ¿Cuántas veces vemos a un pobre y pensamos "por algo está ahí" y no nos movemos porque pensamos que "son todos de la misma calaña, son chorros todos"? ¿Cuántas veces vemos las marchas docentes y caemos en la tentación fácil de pensar que "todos son iguales, interesados por su propio bienestar"? Cuando nos enteramos de que hay políticos del tipo "vedette" que desfilan por las Cámaras de Diputados y Senadores peleándose entre ellos, donde los "ciudadanos de a pie" quedamos en el medio, nos sale de adentro el "nadie sirve, son todos lo mismo". A las personas mayores se les dice "ya está, todos cumplieron su ciclo". La juventud actual que es ninguneada a través del "todos viven en otra sintonía, no son sensibles a lo que pasa". A los chicos se les dice que "todos son burros", que ninguno aprende porque conocemos resultados que indican que la mitad no termina estudios secundarios, y 1 de cada 5 termina sus respectivas carreras. Nos quedamos con los 4 que no terminan y ninguneamos, dejamos de lado, ignoramos (conscientemente) al que labura y "se mata" por lograr el objetivo. Nos quedamos con los 5 que no terminan, pero no vemos ni reconocemos a los otros 5 que sí terminan. Recuerdo esta imagen cada vez que hablo de esto:
9 x 1 = 7
9 x 2 = 18
9 x 3 = 27
9 x 4 = 36
9 x 5 = 45
9 x 6 = 54
9 x 7 = 63
9 x 8 = 72
9 x 9 = 81
9 x 10 = 90
Esto forma parte de un relato que consta de un profesor que estaba en clase con sus alumnos y puso esto en la pizarra. Todos miraron el error y comenzaron a reírse...hasta que el profesor les dice: "Es así como ustedes ven el mundo, me equivoqué a propósito para mostrarles como nos comportamos ante algún error que cometemos. Nadie te elogia o te felicita por haber acertado nueve veces, solamente te juzgan y se ríen en tu cara por haber cometido un error".
Siempre agarramos la "parte más rica de la manzana", aquella que más nos gusta. En lo cotidiano, agarramos lo que nos conviene, porque sabemos que si nos vamos por otro lado, o que dejamos de pensar como lo hacemos generalmente, vamos a sentir que algo anda mal. Que hay algo que no nos cierra. Pero les digo esto: hay de todo. Hay docentes que creen que su causa es justa y hay aprovechadores y operadores políticos; los pobres cayeron en su situación por alguna razón (no provienen del espacio exterior) y hay algunos que la pelean para salir de allí, y hay otros que buscan formas violentas para salir de esa situación; hay personas ricas que no piensan en cómo aumentar su patrimonio y hay otros que roban a los demás para poseer todo; hay jóvenes que son responsables que sienten una sensibilidad especial, y hay otros que son sensibles a otras realidades; hay jóvenes que están estables y seguros, y hay otros inestables que son comidos por la realidad; hay chicos con ganas de aprender y hay otros que no; hay políticos que son honestos y hay otros que se afanan hasta las canillas; hay mujeres coherentes y hay mujeres extremistas; hay hombres que son respetuosos del género opuesto y hay otros que son extremistas y poseedores. Hay de todo. Si todo fuera de un solo sería un problema. Pero el verdadero problema de fondo que está de manifiesto, casualmente o causalmente se expresa en este 4° Domingo de Cuaresma que pasamos. La curación que realiza Jesús a un ciego y todo el relato bíblico (recomiendo leerlo) muestran que no solo existe la ceguera física, que es el no poder ver con los ojos físicos, sino que existe una mucho más grave, que es la espiritual, la del "misterio" que se quiere revelar. Ante tantas miradas parciales que tenemos de nuestra realidad cotidiana, no "vemos" todo lo que nos rodea por fuera y por dentro. Y para eso nos tenemos que ayudar entre todos. Me viene a la cabeza un pequeño ejercicio que atenta contra la teoría de que "todo es lo mismo": imaginen un grupo puesto en círculo. Y en el centro una figura "x" (cualquiera). Todos tienen que dibujar lo que ven. Parece fácil. Pero hay un pequeño detalle pero importante: todos ven cosas distintas de esa figura. Por eso no se puede decir que todo es lo mismo.
Buscar puentes y no contagiarnos. La solución de los problemas no es mágica, no es rápida y no es de una sola persona. Porque cada uno tiene una mirada de las cosas. Afortunadamente, cada uno tiene una opinión distinta a la del otro. Sin embargo, querido lector, "dos cabezas piensan más que una", "cuatro manos obran más que dos"...y hay que tener en cuenta la calidad de las cosas, pues no si de 100 personas 90 tiran para atrás y 10 para adelante, va a haber menos resultados que si hay 20 personas y 18 tiran para adelante. Porque la generalización de las cosas nos va llevando a pensar que las cosas no tienen solución. La generalización provoca pensamientos iguales, desafortunados y con una decepción enorme sobre lo que vivimos. La generalización provoca destrucción de puentes y nos contagia poco a poco. Al revés de lo que se debería hacer. De lo contrario, sugiero releer el cuento del principio. Estamos muy identificados con él, porque los problemas existen y buscamos responsables cuando en el fondo, muy en el fondo, todos sentimos que tenemos una pequeña cuota de responsabilidad. Cada uno en el lugar donde está. No caigamos en la actitud típica de "pasar la pelota". Se puede salir adelante sin caer en el pesimismo y en la generalización, enfermedad brutal de nuestra sociedad. Si no, vamos a seguir en caída libre y nos vamos a dar cuenta recién cuando estemos en el piso.
Buena semana para todos
Gustavo Bustos