Las Formas Derriten a la Intolerancia

#laColumna acerca de un pequeño debate sobre las Formas y los Contenidos

Un Sultán soñó que había perdido todos los dientes. Después de despertar, mandó llamar a un Sabio para que interpretase su sueño.

- ¡Qué desgracia Mi Señor! - exclamó el Sabio - Cada diente caído representa la pérdida de un pariente de Vuestra Majestad.

- ¡Qué insolencia! - gritó el Sultán enfurecido - ¿Cómo te atreves a decirme semejante cosa? ¡Fuera de aquí!

Llamó a su guardia y ordenó que le dieran cien latigazos.

Más tarde ordenó que le trajesen a otro Sabio y le contó lo que había soñado. Este, después de escuchar al Sultán con atención, le dijo:

- ¡Excelso Señor! Gran felicidad os ha sido reservada. El sueño significa que sobrevivirás a todos vuestros parientes.

Se iluminó el semblante del Sultán con una gran sonrisa y ordenó que le dieran cien monedas de oro

Cuando éste salía del Palacio, uno de los cortesanos le dijo admirado:

- ¡No es posible! La interpretación que habéis hecho de los sueños es la misma que el primer Sabio. No entiendo por qué al primero le pagó con cien latigazos y a ti con cien monedas de oro.

- Recuerda bien amigo mío - respondió el segundo Sabio - que todo depende de la forma en el decir... uno de los grandes desafíos de la humanidad es aprender a comunicarse.

Fuente: https://webcatolicodejavier.org/forma.html


Un poco de análisis. El surgimiento de la tecnología se originó para que el ser humano se pueda comunicar de forma más sencilla con otro u otros, a través de las redes sociales, aplicaciones, etc. Su creciente evolución de forma exponencial y nuestra conciencia muchas veces no nos permiten buscar el uso más correcto de ella, sino que provoca que las pongamos en el centro de nuestra vida cotidiana. Y que esté en el centro es la causa que genera diversas consecuencias. Como por ejemplo, las discusiones en las redes de diversos temas, la conversación entre 2 o más personas acerca de temas personales, entre otras. Una desventaja que tienen ellas (importante tenerlo en cuenta) es que lo que escribimos no siempre, personalmente creo que pocas veces, se va a interpretar verdaderamente lo que efectivamente es. Para ver esto, lean estas dos similares charlas entre 2 personas.

Diálogo 1:

-Juan, hice mal lo que me pediste -dijo Pedro.

- ¡Qué tonto! -respondió Juan.

- ¿Así que me decís tonto? Tómatela, si no sabes aceptar un error... -dijo Pedro.

-No, esperá -respondió Juan-. No quise decir eso.

Diálogo 2:

-Juan, hice mal lo que me pediste -dijo Pedro.

- ¡Qué tonto! -respondió Juan -. Bueno, no importa, hacelo mañana.

-Bueno, gracias-dijo Pedro.

-No hay problema -respondió Juan.

En dos charlas que parecen similares se encuentran dos maneras de decir lo mismo, pero dicho con otras palabras y de distintas formas. En la primera, la persona 1 interpretó que la otra persona le había dicho tonto, y luego se enojó. En la segunda, en cambio, la persona 1 interpretó que no pasaba nada y que lo había perdonado por el error.

Que ocurra esto en las redes es algo común porque siempre buscamos decir algo, algo que haga ruido y que dé que hablar, buscando que el resto opine y demás...sin pensar en lo que viene después y de que cada cosa que pueda y/o deba ser dicha tiene sus formas y sus contextos que no podemos dejar de lado. No solamente pasa en ellas, sino que también en nuestros diálogos cotidianos. ¿Por qué ocurre esto? Porque pensamos que nuestra interpretación de los hechos es la única y verdadera; porque pensamos que la verdad pasa por nosotros únicamente; porque nos queremos imponer al otro. Por eso me pregunto: ¿tan difícil es preguntar cuando no entendemos? Tan básico que parece, pero complicado en nuestros tiempos acelerados. ¿Es muy complicado preguntarle al otro a qué se refiere cuando dice algo? Porque esa persona sabe lo que verdaderamente quiere decir, y en el eventual caso de decirlo mal o no expresarse correctamente, poder ayudarlo y corregirle fraternalmente. Sin juicios condenatorios o interpretaciones aceleradas.

El fenómeno binario. Es cierto que muchas veces nos tenemos que jugar por una cosa o por otra. No hay otra. O es esto, o es lo otro. Pero otras veces no es necesario. No siempre existe el '0' o el '1'. Si fuera así, solo existirían el blanco o el negro. Pero no. Existe el rojo, el amarillo, el gris, el azul...en fin, muchos colores. Con la vida pasa también. Siempre tratamos de poner al otro en un bando, en un lugar que puede ser del nuestro o del otro. Si es del nuestro no pasa nada, pero si es del otro...amigo, lo que puede pasar. Cuando uno critica algo que el otro lo siente como suyo, directamente nos pasamos a otra parte. Y si "en esa parte" criticamos algo que le pertenece, volvemos al otro. Así de rápido, para el otro, pasamos de un lado al otro. ¿Tan difícil es decir algo y poder no comulgar con las dos posturas? ¿Tan valiente es tener una idea propia respetando la de los otros, sin caer en el extremismo del blanco o del negro? Siempre digo en que hay cosas, hay temas, hay situaciones en las que uno se tiene que tomar una postura que implique o todo o nada. Es cierto. Es parte de nuestra vida. Pero no siempre. Sin embargo, el fenómeno que instituye el "código binario" en nuestras relaciones existe y forma parte de nuestros diálogos. ¿Motivos? Porque nos sentimos parte de algo, un proyecto, que puede ser por ejemplo, del "Frente Para la Victoria" o de "Cambiemos". Si se critica al primero, pasas al segundo. Y viceversa. ¿Por qué? Porque no se coincide con todo lo que proponen... ¿pero por eso uno termina del otro lado? ¿Tan complicado es poder decir que ambos proyectos tienen tanto consistencias como inconsistencias? ¿Por qué no se puede decirse eso? Después de eso terminamos por adjetivar, calificar al otro... ¿para qué? ¿Cuál es la ganancia? Me parece que deberíamos tener un poco de tolerancia con lo que el otro piensa. Si pretendemos que el otro piense de la misma forma que nosotros, vamos a chocar contra muros y paredes. Y algunas de ellas pueden generar consecuencias de índole violenta.

Acá ingresan las formas. En medio de una intolerancia creciente, las formas tienen su gran aporte. Ellas nos ayudan a poder discrepar sin demonizar; a debatir sin violencia; a criticar sin juzgar; a hablar sin gritar; a escuchar sin desatender a la otra persona. Nadie dice que debamos callar lo que decimos, simplemente se trata de decir las cosas como son, que implica tener en cuenta la situación, a quién está dicho, y lo que decimos. Es un conjunto. No va separada cada cuestión. Por eso, querido lector, le invito a pensar lo siguiente: hablar lo hace cualquiera, pero no cualquiera se expresa correctamente. Un diálogo es de a 2 o de a varios, no un monólogo en donde uno no para de hablar. Tengamos presente lo que el otro quiere decir, aunque no sea de nuestro agrado porque toca algo que "nos pertenece". Preguntemos siempre al otro lo que quiere, o quiso decir, porque él sabrá el contexto y el motivo por el cual dice o dijo tal cosa. Porque la peor duda es la pregunta que no se hace. Y recuerde dos cosas más: existe la corrección fraterna que primero implica una atenta escucha y después una sana corrección, y también existe la tolerancia que se debe ir construyendo desde lo más pequeño hasta lo más alto. Simplemente se lo recuerdo porque somos responsables de lo que generamos y hacemos. Por eso, no se pregunte la existencia de gritos, violencia verbal y física, grietas y muros.

Buen domingo para todos.

Gustavo Bustos.

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