Motivación y Esperanza
#laColumna sobre por qué somos personas tan individualistas que, como sociedad, vivimos encerrados en "círculos viciosos" que nos pueden terminar por quitar la motivación y, en consecuencia, la esperanza.
Esta semana enfrenté a una de mis cosas "pendientes" con éxito, quedando solo con 1 para el objetivo final. Y luego de que otras personas que se prepararon hayan rendido también con éxito y otras que no, muchas cosas se me vinieron a la mente. Una de ellas es esa cuestión que tenemos (o no) de hacer balances porque llegan las vacaciones de invierno, también conocidas como "receso invernal". Como fui (y soy) un afortunado de elegir tomar un "año sabático" para la facultad y enfocarme en dos trabajos que me gustan, durante las semanas previas al examen hasta esa fecha sentía algo distinto a las veces que fui a rendir y diferente a cada semana de este 2017. Eso que sentía era la "adrenalina" de estar arriesgándose por algo con posibilidades de éxito o de fracaso, y sobre todo en contextos actuales en donde el exitismo y el "ganemos como sea, o sea, el ganar por ganar" están muy instalados. Esa sensación que tuve durante ese tiempo no la había sentido hace bastante tiempo, y quizá era lo que necesitaba para poder rendir bien. La palabra más adecuada para expresar esto es "motivación". Y esto me lleva a una pregunta general: ¿qué es la motivación y cómo se manifiesta?
Motivación. Una de las definiciones de la RAE (Real Academia Española) es la siguiente: "Conjunto de factores internos o externos que determinan en parte las acciones de una persona". O sea, si leemos e interpretamos la frase, se puede decir que es lo que nos mueve (o no) a realizar algo. Si uno la analiza suelta, puede decir que no es ni mala ni buena. Depende del contexto al que se aplique. Por supuesto que la motivación depende de cada persona y hay muchos tipos. Puede ser porque nos jugamos por algo, porque es obligatorio, porque es necesario, porque pensamos que viene algo mejor, por alguien...en fin, por varias causas. Esta palabra está muy vinculada a la esperanza, ese Estado de ánimo que surge cuando se presenta como alcanzable lo que se desea. Si no la tuviéramos, la motivación sería humo. Se pueden distinguir dos grandes tipos de motivación: las personales (individuo) y las grupales (más de un individuo). De las personales no se puede hacer un gran análisis porque a cada uno de nosotros nos motiva algo o alguien, y no es (en general) igual que la de la persona que tengo al lado. El problema radica en encontrar la motivación de un ámbito grupal, comunidad, o más grande aún, de una sociedad que repite sistemas que no funcionaron y que no se varían por "miedo a lo nuevo". Y además, el detalle que no se puede dejar pasar: cada motivación es diferente, y en un ámbito donde no estamos solos las causas individuales "chocan".
Círculos viciosos. Una vez escuché una frase que dice más o menos así: "La Argentina es el país del mañana mejor que nunca llega". Y siendo sincero: cada vez que se escucha a los que tienen que actuar más alejados de la realidad y peleándose entre ellos por ver "quién es más fuerte" las motivaciones se alejan. Porque la motivación que tiene estas personas es personal, y tiene un nombre: se llama "poder". El que lo tiene, goza a los que no e intenta convencer que los demás son "el diablo". Y los que no, se pelean entre sí para sacarle a quien lo tiene acusándolo de "diablo. Ninguno se da cuenta (consciente o inconscientemente) de que en el medio de tanta disputa de poder hay personas y hay vidas en juego. Mientras exista esta mentalidad, va a ser difícil que haya una motivación para salir de los problemas. En el parámetro ideal, en una sociedad la motivación consiste en que cada individuo pueda desarrollar sus propias motivaciones personales sin perjudicar las del prójimo. En consecuencia, cuando estas se unen en un grupo o comunidad, se ponen al servicio de una máxima que representa al conjunto de personas que están en ese ámbito. En el orden de los factores, el objetivo grupal va primero; luego, van los motivos personales. Esta es la fórmula del éxito de los grupos. Parece sencillo. En esta frase se encuentra el secreto de que un grupo funcione o no. Sin embargo, como se dice: "del dicho al hecho hay un largo camino". Y acá es donde me quiero detener porque en ese "largo camino" que existe, creamos "círculos viciosos" que nos llevan a retroceder en el accionar comunitario y a invertir el orden de los factores. Estos pueden ser muchos, como por ejemplo la creencia de que existen "jefes" y no "líderes" (recomiendo leer: https://www.significados.com/diferencia-entre-lider-y-jefe/), los conflictos de intereses, la falta de compromiso, la no separación de los problemas laborales de los personales, etc. Y por estas ideas que se generan, los grupos, comunidades, etc., no logran sus objetivos, y en consecuencia, se terminan rompiendo. Si lo miramos a gran escala, o sea, a nivel social, llegamos a esta fase de grandes individualismos que creen que tienen la solución de los problemas sobre sí mismos...cuando la realidad evidencia de que el trabajo en equipo, el compañerismo, los acuerdos, y el ceder cuestiones de uno llevan a los triunfos. Hasta en las cuestiones donde las cosas las "hacemos solos" aparece alguien para colaborar aunque sea en el más mínimo detalle, demostrando que así como somos seres racionales, también somos seres relacionales.
La esperanza es un arma que no debemos dejar de la mano; trabaja allí donde no parece haber remedio. Un proverbio dice que hay en el mundo diez cosas más fuertes la una que la otra, y en relación ascendente. Son estas:
Lo más fuerte serían las montañas; pero el hierro es más fuerte, porque deshace las montañas.
El fuego es más fuerte, porque funde el hierro.
El agua vence al fuego, porque lo apaga.
Las nubes desafían al agua, porque se apoderan de ella.
El viento se ríe de las nubes, porque las disipa.
El hombre camina contra el viento y lo vence.
El vino aturde al hombre a pesar de su inteligencia.
El sueño es más fuerte que el vino, porque hace desaparecer sus efectos.
Pero la tristeza ahuyenta el sueño e impide conciliarlo.
Mas la esperanza en Dios vence la tristeza y por eso es lo más fuerte de todo.
Fuente: https://webcatolicodejavier.org/esperanza.html
La salida es la esperanza. Por eso, querido lector, planteo lo siguiente: en contextos donde el trabajo en equipo demuestra que es una de las claves de los éxitos, ¿por qué somos tan individualistas? Debe ser porque muy en el fondo nos gusta sufrir (y esto va en sentido de que cuando podemos cambiar las cosas, las dejamos como están) y queremos jugar a ser los "héroes de la película" y mostrar "todo lo que hacemos". Esto nos lleva a la inmadurez de no crecer. Y como sociedad necesitamos crecer; necesitamos probar ideas diferentes, y entender que toda cosa nueva implica que habrá momentos buenos y habrá etapas en donde habrá que sufrir. Hoy leía: "sufrir lo hacen todos; saber sufrir lo hacen pocos". Y es cierto. Son dos cuestiones de vida muy distintas, puesto que nadie dice que no vamos a sufrir (el que lo dice es un mentiroso). También es cierto que hay que "saber sufrir". Esto implica tener esperanza en la vida. Porque cuando nos quiten la esperanza, nos quitarán la vida.
Buen domingo para todos
Gustavo Bustos